Hoy mismo, por la radio, he tenido conocimiento de una campaña que se llama así (o que, al menos, eso anuncia, creo que es a nivel de la Autonomía Vasca, dado que el medio en cuestión se trataba de Euskadi Irratia). Y aprovecho para eso mismo, para ayudar a quitar la máscara al acoso escolar. Pero, justamente, a desenmascarar al mayor responsable del mismo: A la propia escuela.
Cualquiera de nosotr@s, cuando se ve obligad@ a (no) hacer algo, se siente mal. ¡Piensa si, a ti, te obligaran a estar con alguien a quien no amas (o a no estar con alguien a quien amas), que no te cae bien, qué estado de ánimo tendrías si tuvieras que aguantar a esa persona 5 u 8 horas diarias, bajo el mismo techo, en el mismo vehículo, en la misma empresa, en tu cama...! Claro que tu humor no sería estupendo y, además, si no puedes quejarte ante quien te obliga a ello (pues, seguramente, tiene un gran poder coercitivo o punitivo sobre ti), ¿qué haces?
¡Pues encauzar tu mal humor hacia quien tienes al lado!
Las relaciones se ven afectadas, deterioradas. Al menos hay un gran riesgo de que ocurra eso. Aunque sea ocasionalmente.
Aún más grave es si a esa obligación de estar allí no se le ve ningún sentido. Pues si se nos obliga a aguantar a alguien en la familia o en el puesto de trabajo, puede que se soporte por necesidad, porque no hay más remedio, pero cuando no nos gusta o no le vemos sentido al mero hecho de lo que nos reúne...
Recordemos que, en el caso de l@s menores, en una gran proporción es así: van a la escuela bajo presión, a demostrar que tienen suficientemente interiorizados (parcial o totalmente) contenidos que no les interesan (al menos en parte). Y con gente que no han escogido o tenido el derecho de aceptar.
Sí, con algunas personas tendrán buenas relaciones, pero no con todas, menos aún encontrándose bajo presión.
No es de extrañar que en aquellos lugares o estamentos donde nos obligan a ir sean tan corrientes, tradicionales, las novatadas, no son más que una vía de escape (inútil y dañina) de la presión a la que se nos somete.
Un ser adulto consciente entre niñ@s, puede redirigir hacia sí mismo los ataques que l@s menores se destinan, se intercambian (que son os que han recibido o los que la presión exterior les hace generar), así, además de permitir que el ambiente no se deteriore, da una sesión de terapia al menor y el clima del grupo mejor. Sin embargo, si nos limitamos a reprimir, castigar, culpabilizar, no hacemos más que generar desgraciad@s, gente desdichada en su interior, gente que un día, por aquí o por allí, explotará.
Si queremos relaciones respetuosas (en la escuela), comencemos a poner bases de respeto.
Si queremos educar a nuestr@s menores para la libertad (y nuestras proclamas bienintencionadas eso suelen cacarear) ha de ser desde la libertad, no podemos educar para el respeto a la libertad ajena si no lo hacemos dando libertad a quien educamos. Desde el inicio y permanentemente.
¿Que la sociedad no podría soportar eso?
¿Que no es viable?
A lo mejor es que ha llegado la hora de cambiar la sociedad.
La escuela universal (inicialmente solo para varones) nació en la Prusia del siglo XVIII, pues su emperador quiso mejorar la eficacia de su ejército aumentando el nivel de conocimientos y de disciplina de sus miembros, para lo que quiso garantizar una previa instrucción básica. Así conseguiría militares mucho mejor preparados y más obedientes.
Y eso confirió ventaja a sus fuerzas armadas durante unos cuantos años. Luego el resto de estados europeos hicieron lo mismo, uno tras otro, el resto del mundo y, así, se redujeron distancias, por lo que, hubo que buscar la supremacía militar por otros lados (ya sabéis, armas cada vez más poderosas y mortales...).
En la actualidad, pese a que la mayor parte de los ejércitos de nuestro entorno son voluntarios (quitando Alemania, Austria, Dinamarca, Suecia, Suiza...) la escuela, por el contrario, sigue siendo impuesta.
¿Por qué?
Porque se le ha dado nuevas (y más variadas) funciones (y a las niñas también hay que instruirlas).
¿Para qué sirve la escuela actualmente?
Fundamentalmente para que aprendan heterodisciplina, es decir, estate quit@, estate cállad@, haz esto, no hagas lo otro.
Para que se acostumbren a hacer labores aburridas, sin sentido, incomprensibles, y, sobre todo, las que ni nos atraen ni nos interesan...
Todo esto para que nos habituemos a un puesto de trabajo que en el futuro (no) tendremos.
Sí, pues también la sociedad, el actual sistema económico, necesita de un porcentaje de parad@s que abaraten la mano de obra y nos pongan en disposición de aceptar cualesquiera penosas condiciones de trabajo, hasta se necesita un cierto número de delincuentes, para que se mantenga el actual sistema social (sobre todo el policial y el armado).
Hemos de tener un adecuado nivel de incomunicación, de miedo, para que se vendan sistemas de seguridad, aceptemos las fuerzas de control y represivas, pues a través del miedo nos volvemos manipulables y, sobre todo, consumidor@s patológic@s.
Esa es la función principal de la escuela, su currículum oculto: reproducir el actual sistema depredador e infeliz.
En la escuela se enseña a competir, no a colaborar.
En ella se aprende a consumir productos y servicios que no son realmente necesarios, pues en la subcultura y subsociedad que se genera allí, se buscan y difunden consoladores que ayudan a menores a soportar la situación en la que están, pero sin nunca llegar a analizarla a fondo y con claridad. Y menos a cambiarla. Además quien más bienes y poder adquisitivo tenga, obtendrá más admiración y apoyo. Amistades. ¿Quién no buscaba en la escuela ser amig@ de quien más poder adquisitivo y medios demostraba (por si algo salpicaba)?
Y, claro, como están bajo la imposición de voluntad ajena, aprenden eso mismo, a imponerse o someterse. Violencia, al fin y al cabo, ejercerla o soportarla.
Otro de los elementos que se mama y se aprende en ella es la hipocresía: la escuela anuncia buenas intenciones y viendo, en la práctica, que no son ciertas, que son completamente falsas, de hecho, niñas y niños aprenden a hacer lo mismo.
Se aprende a odiar. ¿Lo dudas? Indícame cuál de tus profesor@s no tenía su respectivo y despectivo mote. Yo creo que el detalle es suficientemente ilustrativo.
Una escuela respetuosa (empezando por ser de asistencia voluntaria, que es la clave y base del respeto), no genera bullying.
Las (raras) escuelas libres no sufren de acoso escolar, porque los escolares no están acosados en ella.
Y una escuela de asistencia libre, para asegurarse la asistencia, empezará por valorar a sus alumn@s y los intereses y necesitades de est@s, en vez de imponer, propondrá, en vez de ser magistral será servicial. Como tendría que ser y haber sido siempre.
¿Le retiraremos de una vez la máscara al acoso escolar?
¿Se la quitaremos a la escuela (obligatoria) o a la obligatoriedad de la escuela?
Gerttz